Para nosotros pensar en barroco es pensar en España e Hispanoamérica. Los siglos de oro son apabullantes por la calidad y cantidad de su producción. A partir de los esfuerzos renacentistas hispanos desemboca un caudal incontenible con monstruos de la naturaleza como Lope, ingenios y agudezas como los de Quevedo y Gracián, la magia de Calderón. De las iluminaciones místicas pasamos a oscuridades profundas. Si España ofrece ese barroco desbordante, ¿qué sucede en el resto de Europa?
Por supuesto que no son únicamente los españoles los que descubrirán que la ilusión es engaño. A partir de lecturas de Donne, Dryden y Shakespeare (Hamlet, Rey Lear y As you like it) comenzaremos la exploración por otras tierras de otros climas y cultivos.
La peregrinación sigue por Silesius y Gryphius para continuar por Francia en donde se incuba el germen del clasicismo. La ruta nos llevará hasta Italia, comienzo y final. ¿Liberados o conquistados? La locura de Tasso y la secta de Marino.
El recorrido obliga a ver de vuelta a España y sobre todo a ver, como dice Croce en la Stòria della Età Barocca in Italia:
Era la necesidad de alimentar el ojo tanto como los otros sentidos, de conmover la imaginación al no poder nutrir el corazón, el intelecto y la fantasía, lo que produjo toda clase de espectáculos tanto sagrados como profanos, entonces tan frecuentes –procesiones, catafalcos, iluminaciones, arcos, estatuas de cartón, divisas, emblemas-. Y la necesidad semejante propiciaba las academias, que resonaban con versos barrocos y jugueteaban con fútiles y ridículos temas.
No sólo se usarán imágenes, se invitará a traerlas.
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