“(…) Y aún antes de mamar hacía ya cumplimientos al pecho… Este es uno de los muchos que en nuestra corrompida edad son estimados únicamente porque saben acomodarse al gusto del día con esa exterioridad halagüeña y obsequiosa…, y con ella tal vez suelen sorprender el aprecio de los hombres prudentes; pero se parecen demasiado a la espuma, que por más que hierva y abulte, al dar un soplo se reconoce como es” (pág. 169)
Así se dirige Hamlet a
Horacio sobre Laertes, uno de tantos a su alrededor que, con tal de quedar bien
con el rey y con sus iguales, vive desde siempre a base de halagos y un comportamiento ejemplar,
obviamente falso. Lo mismo explica González García en su trabajo “La cultura
del barroco” al hablar del disfraz y la teatralidad en las relaciones entre los
individuos, describiéndolas como “falsas, engañosas y aparentes”.
No obstante, esa
actitud cortesana no disimula sus verdaderas intenciones, pues según Hamlet,
Laertes y el resto de los hombres son meros personajes teatrales que en cualquier
momento, por más que se esfuercen en su apariencia, en cualquier momento se descubrirán
como son.
Referencias:
Shakespeare, William. Hamlet. Biblioteca Básica Salvat.
Gonzàlez García, José. La cultura del Barroco: Figuras e ironías de la identidad.