domingo, 15 de marzo de 2009

Un poema de Andrew Marvell

DEFINICIÓN DEL AMOR

Mi amor es de alcurnia tan rara
Como es su objeto extraño y elevado.
Fue engendrado por la desesperanza
Y lo Imposible.

Magnánima, la Desesperanza solamente
Pudo mostrarme cosa tan divina,
Allí donde jamás la débil esperanza había volado,
Mas sólo había batido sus alas de Oropel.

Y sin embargo, llegaría prestamente
Adonde mi extendida Alma está estacada,
Pero clava el Destino cuñas de Hierro,
Y siempre entre nosotros se interpone.

Pues ve el Destino con Ojo celoso
Dos amores perfectos; y unirse no los deja:
Sería esa unión su ruina
Y el fin de su Tiránico poder.

Por eso sus decretos de Acero
Como polos opuestos nos pusieron
(Aunque en nosotros gira el mundo del amor)
Para no ser por ellos abrazados;

A menos que el vertiginoso cielo caiga,
Y un nuevo Cataclismo a la Tierra desgarre,
Y, para unirnos, el Mundo
Se contraiga y sea un Planisferio.

Como líneas oblicuas, bien pueden los Amores
Saludarse en cada ángulo:
Mas son los nuestros tan exactamente paralelos
Que no habrán de encontrarse aunque infinitos.

Por eso el Amor que nos cautiva
Y que el Destino envidioso nos quita,
Es la conjunción de nuestra Mente
y la Oposición de las Estrellas.


Tomado de Los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII (El Perro y la Rana, Poesía del Mundo, 2007). Traducción de Enrique Caracciolo Trejo.

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