lunes, 13 de abril de 2009

Desengaño y la rapidez del paso del tiempo en la literatura barroca

Dos de muchas imágenes barrocas presente en El burlador de Sevilla, están en la figura del desengaño y el acecho constante de la muerte, la brevedad de la vida. En la obra, el desengaño, se nos presenta en cuatro mujeres, que son importantes, pero particularmente distintas: Aminta, Tisbea, doña Ana y doña Isabela; todas tiene en común haber caído en la red del seductor don Juan Tenorio. Sin embargo, sólo Tisbea es la “burladora, burlada”, observamos esta característica en ella, porque a pesar de ser toda una Artemisal, se burlaba de los hombres que la cortejaban y de las mujeres que lloraban por penas de amor. Vemos como ella también sucumbe ante la seducción de don Juan, pero no en las mismas condiciones de las otras mujeres, fue ilusionada por el status social de don Juan. Tisbea es la que con mayor vehemencia clama justicia y venganza; luego del abandono de don Juan, quizá no llora por el amor a él, ella sufre por engaño, por encontrarse sumida en lo que tanto le hacia gracia, burlarse de la mujeres que sufrían por amor.
Por otro lado, la rapidez del paso del tiempo se nos representa en la figura de don Juan Tenorio, él siempre está en constante movimiento, corre de un lado para otro, viviendo cada día como si fuera el último de su vida. El temor de la muerte siempre esta presente en toda la literatura barroca, y ese temor, quizá, es el que impulsa a don Juan al disfrute del momento, dándole paso al desengaño por efecto temporal y efímero de la vida.
El triunfo de la muerte sobre la vida, se nos presenta al final de la obra, cuando Gonzalo sale de su tumba para hacer justicia por la deshonra de su hija dándole muerte a Don Juan Tenorio.

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