PENITENTES somos todos.
Breve en el tiempo,
porque la muerte
nos sorprende en cualquier momento.
La vida es esfímera.
El Conocimiento es relativo.
No hay por bien hecho, ni por bien sabido,
nada es definitivo.
La rueda del destino tiene su hora.
La Calavera que como estatua impera
siempre nos busca, siempre nos asusta.
Inspirado en el poema "Lágrimas de un penitente"
de Francisco de Quevedo.
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