martes, 2 de noviembre de 2010

Mala combinación

Ofelia, tú, con lo frágil que eres ¿y te viniste a juntar con un pobre loco? No es de extrañar que terminaras ahogada. Ahogada en un río víctima de las voces de tu mente trastornada, y sumida por completo en el dolor de tu melancolía. Perdiste a tu padre a manos del hombre que amabas y lo perdiste a él también sin siquiera notarlo, sin siquiera tenerlo… Te quedaste desamparada en medio del mundo, bajo la sombra de las estrellas y los fríos vientos noruegos, en medio de un bosque que también eras tú. Un paraje desconocido, desprotegido y alejado de todos a merced de los elementos de la naturaleza. Tú, que no soportas siquiera la brisa, que eres más blanca que los lirios que rondaban tu muerte; tú, entre todas las personas, decidiste entregarte al más negro y traicionero de los ríos.
No moriste solamente en la pérdida tu amor y en tu propia muerte, ahora mueres en el corazón que se rompe cada día, eternamente, recordando que todo lo que se siembra se ha de recoger y que la fragilidad y la locura nunca han podido armonizar de manera conveniente, convincente o consistente.

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