miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ofelia

Ofelia

¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.

La sumisa Ofelia y su extraño final dejan muchas dudas en torno a este personaje, ella como paradigma de obediencia sin un padre ni un amor al que obedecer sucumbe a la locura y eventualmente al suicidio, pero ¿es Ofelia realmente dulce y obediente?¿O es más bien cobarde y débil de juicio? Ofelia no discute las decisiones de su padre ni refuta las palabras hirientes del príncipe, movida acaso por el amor a ambos pero ignorando así sus propias inclinaciones. Definida por la fidelidad a su padre y la pasión por Hamlet se pierde a sí misma en la muerte de uno y el desamor del otro, estando fuera de sí quedaba extinto el temor a su propia muerte convirtiendo a ésta en sinónimo de “adusta libertad”.

El personaje de Ofelia es un instrumento que nos permite completar el cuadro de la personalidad de Hamlet, le añade una ambigüedad más evidente; podríamos pensar que Hamlet ciertamente la amaba y buscaba protegerla de sí mismo al tratarla con frialdad durante los primeros actos, podríamos también pensar que la desplazó de sus pensamientos cuando le fue encomendada la venganza y confesada la verdad respecto al asesinato de su padre, o fuese quizás que no la amaba y el discurso sobre su tumba no fuese más que otra máscara ante los miembros de la corte. Pero una posibilidad menos discutida que las anteriores sería que ella con su absoluta entrega permitió que Hamlet se sintiese demasiado seguro de su amor y su permanencia, sin temer la pérdida del mismo, y no fue hasta que la supo muerta cuando concientizó la magnitud de sus sentimientos por ella, tal y como dice el refrán “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” y la cruda realidad de que nada dura para siempre.

Una obra como Hamlet cuyo más famoso monólogo es aquel que incluye la frase “ser o no ser” no estaría completa sin un suicidio y Ofelia siendo el eslabón perdido que no encajaba en la masacre final, era el personaje perfecto para el papel suicida y la opción más lamentable para éste; es el personaje que vence a través de la locura el miedo a la duda de lo que hay después de la muerte y decide “no ser” en lugar de seguir siendo. De modo que Ofelia no sólo fortalece la construcción de un personaje como Hamlet sino que además fortalece la construcción de la obra misma.

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