Pautas para el trabajo final
Fecha de entrega: 24 de enero
Extensión máxima: 6 cuartillas
Revise las siguientes ideas sobre el barroco. De estas aproximaciones, escoja aquella que sienta que, bien por afinidad o bien por oposición, pueda resultar útil para el análisis de alguna de las obras estudiadas en clase. Piense que debe recurrir también a algún poeta barroco para apoyar sus ideas.
Benedetto Croce citado por Luciano Anceschi:
Los orígenes muestran que la palabra y el concepto de “barroco” nacieron como un intento reprobador para señalar no ya que una época de la historia del espíritu y una forma de arte, sino un modo de perversión y fealdad artística. A mi parecer, es necesario que ellos conserven o retomen en el uso riguroso y científico esta función y significado, ampliándolo y dándoles mejor determinación lógica. (...) Porque el barroco, como toda especie de lo feo artístico, tiene su fundamento en una necesidad práctica. Cualquiera que sea, y de cualquier modo que se haya formado, pero que en casos como en el que tratamos se configura simplemente en demanda y placer de algo que deleita, contra todo y, ante todo, contra el arte mismo... Y verdaderamente no hay dificultad alguna en indicar la característica del Barroco.... en la sustitución de la verdad poética, y en el encanto que de ella dimana por el efecto inesperado de lo asombroso, que excita, despierta curiosidad, aturde, merced a la particular forma de placer que procura.
Oliveros (143):
El barroco, al parecer, miraba más que pensaba. El mundo, más que para ser interpretado, está allí en su absurda condición, para ser visto y representado. La realidad es escurridiza, aceitosa, inaprensible. Es menester representarla, verla para tratar de entender algo. Nada casual que sea el siglo de los grandes teatros (…) El ojo es el símbolo del barroco, la vista su sentido.
De El Criticón de Gracián:
Aquí sobre esta roca, a mis solas y a mi ignorancia me estaba contemplando esta armonía tan plausible de todo el universo, compuesta de una tan extraña contrariedad que, según es grande, no parece había de poder mantenerse el mundo un solo día. Esto me tenía suspenso, porque ¿a quién no pasma ver un concierto tan extraño, compuesto de oposiciones?
—Así es —respondió Critilo—, que todo este universo se compone de contrarios y se concierta de desconciertos: Uno contra otro, exclamó el filósofo. No hay cosa que no tenga su contrario con quien pelee, ya con vitoria, ya con rendimiento. Todo es hacer y padecer: Si hay acción, hay repasión. Los elementos, que llevan la vanguardia, comienzan a batallar entre sí; síguenles los mixtos, destruyéndose alternativamente; los males asechan a los bienes, hasta la desdicha a la suerte. Unos tiempos son contrarios a otros, los mismos astros guerrean y se vencen, y aunque entre sí no se dañan a fuer de príncipes, viene a reparar su contienda en daño de los sublunares vasallos: de lo natural pasa la oposición a lo moral; porque ¿qué hombre hay que no tenga su émulo? ¿dónde irá uno que no guerree? En la edad, se oponen los viejos a los mozos; en la complexión, los flemáticos a los coléricos; en el estado, los ricos a los pobres; en la región, los españoles a los franceses, y así, en todas las demás calidades, los unos son contra los otros. Pero ¿qué mucho, si dentro del mismo hombre, de las puertas a dentro de su terrena casa, está más encendida esta discordia?
Scott en su Arquitectura del Humanismo:
El renacimiento desembocó en la conciliación de lo pintoresco con la misma arquitectura clásica, y los dos se fundieron formando el Barroco. No es la última entre las paradojas de aquel estilo verdaderamente grande, el hecho de que logre contener en perfecta armonía estos elementos contrarios. Dar a lo pintoresco la máxima grandiosidad de aspiraciones y, sin embargo, subordinarlo a las leyes arquitectónicas, esto fue experimentado y cumplido por el Barroco. El Barroco no teme impresionar y sorprender; como la naturaleza, es fantástico, imprevisto, variado y grotesco –y sobre todo, a diferencia de la naturaleza, permanece rigurosamente sujeto a las leyes de escala y composición, cuyo objeto amplía y cuya severidad no quiere modificar-. No es, por tanto, en absoluto accidental, en el verdadero sentido de la palabra, irregular y rebelde, pero hace –puesto que el paralelo es exacto- un uso más variado de las disonancias y de las pausas y está con el estilo más simple y más estático que lo precedió en una relación muy similar al de la música más reciente con la más primitiva: amplió la fórmula clásica, desarrollando en ella el principio del movimiento, pero el movimiento es lógico: porque la arquitectura barroca es siempre lógica: lógica como construcción estética incluso donde descuida la lógica del material de construcción. Mantenía la coherencia del objetivo, y sus mayores extravagancias de diseño no eran desconsideradas ni incoherentes: intelectualizaba lo pintoresco.
Calcaterra
Históricamente no hay duda de que el siglo XVII puso de nuevo en discusión toda la vida espiritual y todo el orden del universo; que la Arcadia buscó en vano huir de ese conflicto ideal, alejándolo como un tormento...
El Barroco es la expresión estilística de quien ve toda la vida espiritual, desde la experiencia sensible a la especulación metafísica, reflejada en una inmensa e inagotable metáfora, formada a su vez por inagotables metáforas. (112)
O bien Maravall (23):
«El Barroco ha dejado de ser para nosotros un concepto de estilo que pueda repetirse y que de hecho se supone que se ha repetido en múltiples ocasiones de la historia humana; ha venido a ser, en franca contradicción con lo anterior, un mero concepto de época. Nuestra indagación acaba presentándonos el Barroco como una época definida en la historia de algunos países europeos, unos países cuya situación histórica guarda, en cierto momento, estrecha relación, cualesquiera que sean las diferencias entre ellos».
Anceschi en su interpretación de la “Disputa del Barroco” de Eugenio D’Ors (96-7):
Clásico y Barroco se convierten así en dos categorías universales que estéticamente llevan en sí misma la inquietud de la antítesis originaria: están recíprocamente condicionadas y tienen diversas expresiones históricas. El Barroco es todo lo que en el arte no es geometría, orden, luz intelectual: el Barroco se presenta cada vez que en el arte la energía clara y racional del hombre cede a la naturaleza y se deja vencer por el sentimiento, por el instinto, por el inconsciente, por la multiplicidad y el movimiento, por un estado de inocencia y como de perdido paraíso…, el Barroco es eterna femineidad del mundo. D’Ors ve el Barroco como un eón, como principio eterno que se configura variadamente en la historia de la cultura y en la morfología del arte: en el Alejandrinismo, en el siglo XVII, en el Romanticismo, en el Impresionismo…
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